Archivo-Z. AMLO, en la negación; Claudia va por baño de sangre

por OSCAR DANTES

La movilización de más de un millón de personas en 115 ciudades de la República, no fue suficiente para moderar la actitud de ruptura del presidente Lopez Obrador.

Lejos de toda reflexión prudente, mesurada, y casi a ciegas, sin haber medido siquiera él alcance real de las manifestaciones, el mandatario las descalificó. Así, de un plumazo, dijo que “son los mismos que avalaban los fraudes electorales y se beneficiaban de la corrupción imperante en el pasado”.

Ahí estaban, paradójicamente, cientos de miles que en el 2018 votamos por él, creyentes irredentos de que todavía es posible un cambio de aquella “dictablanda” que heredamos del PRI, pero ahora nos encontramos ante la grave posibilidad de una regresión de 40 años, hacia un partido de Estado que controla los 3 Poderes, todos los gobiernos estatales y todas las presidencias municipales.

 

Eso es, ni más ni menos, lo que plantea irreflexivamente AMLO y que hoy repite como bot, la candidata de Morena a la Presidencia de la república, Claudia Sheinbaum Pardo, con lo cual los dos nos recetan otra nueva traición, además de la militarización que ha avanzado.

En su conferencia mañanera de este lunes, cae en profundas contradicciones, como decir que “los marchantes” -como ahora nos dicen-

defienden “el poder sin pueblo”, cuando es él quien quiere desaparecer al Poder Judicial, al INE y al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), único garante de la verdadera transparencia en Mexico.

Pero como él ya se siente dueño de la plaza del Zócalo y de la bandera, amuralló el Palacio y mandó a quitar el estandarte patrio. Esta vez no hubo acarreo, ni incidentes, pero él los llama “oligarquía corrupta”, “el gobierno de los ricos”. Está dispuesto a propiciar la confrontación, aunque ello cueste sangre y muerte.

“Los que estaban ante, ya sea en el gobierno, o ya sea los que se beneficiaban con la corrupción están inconformes y quieren regresar. Y yo también quiero que regresen, pero lo que se robaron. Y ahora se disfrazan de demócratas, cuando ellos eran los más tenaces violadores de los derechos del pueblo”, dijo el mandatario.

En plena negación, no reparó que mientras su “corcholata” se registraba como candidata única ante ese INE que tanto odia, cientos de miles tomaron las plazas públicas y literalmente eclipsaron el evento de Sheinbaum, que se vio gris y sin discurso propio en la parte baja de las primeras planas.

Ella repitió lo que ha dicho AMLO durante 5 años y en su registro acusó a esos cientos de miles de ser unos “hipócritas y falsos”. Los acusó de olvidar a los pueblos indígenas promoviendo la discriminación y el clasismo.

Pero el clasismo y la polarización la impulsan ellos, con pseudo ideólogos como Hernán Gomez, que mantienen el discurso del lopezobradorismo con la pregunta: ¿Por qué en las marchas anti-AMLO van más blancos y más güeros de los que asisten que a las marchas pro-AMLO?”. Es el ataque pertinaz a las clases medias, las que surgen de dinero al fisco.

A este sujeto se le olvida que, bajo los toldos del mercadito, los fines de semana, todos somos “güeritas” y “güeritos”, en esa puja por la vida, para tratar de suavizar el alza de precios, lo que nos iguala y nos convierte a todos en parte de una misma nación. Pero hoy a los amlovers, les parece muy chistoso impulsar ese discurso de odio, que podría terminar en baño de sangre.

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