Llegó el fin del mando de machos Alfa; una mujer gobierna México
Por. JORGE OCTAVIO OCHOA/Fotos: FRANCISCO GEMINIANO. Hasta el último minuto la patanería, el machismo. Norma Piña en un rincón, ignorada por una mayoría soberbia, arrogante, aplastante. Andrés Manuel López Obrador se fue como el macho Alfa de Morena.
Vestidas de negro, las mujeres del PAN acudieron a arropar a la presidenta de la Corte, para cortar el desplante de un presidente que fue altanero con las mujeres durante todo su mandato: con las feministas, con las que buscan a sus hijos, con las madres de los normalistas.
Lo alto de la tribuna de la Cámara de Diputados, es el escenario donde los Poderes conviven: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, Ifigenia Martínez, es la presidenta de la Mesa Directiva. En un rincón, al lado derecho, Norma Piña, sola, ignorada.
La sombra del encono flota en esos segundos. La confrontación entre Poderes, los agravios, los insultos, en un país que espera el inicio de una era de concordia y de un llamado a la unión. Claudia Sheinbaum entonces se acerca, extiende la mano y da un beso en la mejilla. Un gesto, una señal.
El que se va, AMLO, prolonga su agonía. Recorre lento, el pasillo central de San Lázaro, entre remolinos humanos de morenistas, petistas, cuerpos y manos que lo tocan, se toman selfis, detienen su paso, es el culto al hombre, hasta que llega a la cumbre del recinto.
Él tarda 20 minutos en llegar a la parte alta; ella, menos de 5, y otros dos en rendir protesta como Presidenta de México, en medio de una dolorosa liturgia. Claudia Sheinbaum y López Obrador sostienen de los brazos a Ifigenia, la ayudan a levantarse.
En el discurso, Sheinbaum arranca, con la alegoría del presunto fraude del 2006, y remata con la comparación de AMLO y Lázaro Cárdenas, como “el presidente más querido del pueblo de México”.
Como en los viejos tiempos priistas, la transmisión televisiva es controlada absolutamente por el Estado, sin paneos, ni tomas entre curules. No hay tomas abiertas, para no captar la aislada, como apestada, lejos de los demás.
Un Gerardo Fernández Noroña que, en pleno himno nacional, levanta la mano izquierda con la V de la victoria, rompe las normas, olvida la neutralidad a que obliga su cargo como representante de un Poder.
En su discurso, ella confirma el arranque del segundo piso “de la transformación”; hace un repaso por la historia. Habla de Calderón, de Zedillo, del “fracasado modelo neoliberal”, pero promete certeza a la inversión nacional y extranjera.
Les asegura que“estarán seguras en nuestro país”, y a Estados Unidos y Canadá les dice: no competimos, nos complementamos”. Habla del “humanismo mexicano”, la austeridad republicana, la corrupción. Dentro de su decálogo advierte:
“La política se hace con amor, no con odio”, promete nunca usar la fuerza del Estado para reprimir al pueblo; garantiza libertad de prensa y expresión. Pero ahonda el dedo en la llaga sobre la reforma judicial:
“De haber querido una reforma autoritaria, lo habríamos hecho al estilo Zedillo”; por ende, justifica la próxima elección de jueces y ministros a través del voto popular y promete salvaguardar derechos de los trabajadores de dicho poder.
Su discurso llano, simple, directo, pero con los alientos del resentimiento. En materia de Seguridad, garantiza la disminución de delitos de alto impacto, pero declara que “No regresará la irresponsable guerra de Calderón que tanto daño causó”.
Entonces insiste en que no habrá militarización de la Guardia Nacional, sólo coordinación con estados y municipios. Promete 3 nuevos programas de bienestar, para mujeres de entre 60 a 64 años, que tendrán un apoyo bimestral.
Al margen de los fenómenos de corrupción en el INSABI y SEGALMEX, ella asegura que el IMSS-Bienestar se consolidará “como mejor sistema de salud en el país”, contratarán 20 mil médicos y enfermeras para llevar la salud a las casas.
Construirán un millón de viviendas para jóvenes, habrá créditos a bajo costo para mejora de vivienda y programa masivo de escrituración. Dice que tratará de triplicar el programa de trenes de pasajeros de la CDMX a Pachuca, Nogales,
Apoyará la ciencia básicas, sociales y humanidades. Se implementarán 200 mil hectáreas de riego que serán tecnificadas; se limpiarán y sanearán los ríos más contaminados.
Es la nueva era, el traspaso del poder. Antes de terminar la ceremonia, los morenistas rompen el orden, toman lo más alto de la tribuna y reanudan ahora las selfis, pero con la nueva presidenta.
Quedó en un rincón la presidenta de la Suprema Corte, lejos de toda cortesía republicana, se escabulle, desaparece. Así termina el ciclo de los hombres en el poder, con un acto de rudeza extrema, mal trato institucional, exaltación al hombre.
Se acabó el machismo, dicen, pero en el aire queda ese sabor amargo de la petulancia del hombre que, a partir de hoy, será llamado EX, pero…