TRAS BAMBALINAS.  Del “Yo soy 132”, a la Generación Z y el Sombrero

Por JORGE OCTAVIO OCHOA

El pasado 15 de noviembre, Claudia Sheinbaum cometió lo que podría ser uno de los peores errores de su sexenio, y olvidó las lecciones de la historia por culpa de esos mismos asesores de comunicación, que llevaron a Andrés Manuel al poder.

Sin decirlo abiertamente, ella le declaró la guerra a uno de los sectores más imprevisibles y volátiles, el de los jóvenes, que empiezan a entrar a una etapa adulta donde se encontrarán de frente a la realidad y a las carencias del “sistema”.

Ella olvidó que el principio del derrumbe definitivo del PRI, empezó justamente cuando Enrique Peña Nieto aspiraba al poder, y fue acorralado por una turba de jóvenes que en mayo del 2012 le gritaban “¡Asesino, Asesino!”.

Su equipo de seguridad lo llevó hasta los baños de la Universidad Iberoamericana para resguardarlo de los jóvenes. Ahí nació, de manera espontánea, el movimiento “Yo soy 132”, que lo persiguió todo su mandato hasta la derrota del 2018.

La presidenta se dejó llevar por los comentarios al oído, de Jesús Ramírez y Genaro Villamil, entre otros varios asesores de comunicación, que incluye a Epigmenio Ibarra, que la convencieron sobre la existencia de una “conjura” desde el exterior.

Desde el diario La Jornada se tocó la trompeta de guerra, en un encabezado con el cual se siguen regodeando para “investigar” quienes son los promotores de esos ataques de la “ultra derecha” de dentro y fuera del país.

De hecho, la primera orden ejecutiva de ella tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, fue investigar a las redes sociales y presuntas “granjas de bots” que levantaron al “Movimiento del Sombrero”.

No pudo columbrar el tamaño del traspiés en la que la han hecho caer sus asesores, porque la han metido en una ola de polarización que hoy alcanza niveles de odio, en una sociedad que está realmente harta de la violencia y la inseguridad.

Este lunes empezará otra semana aciaga para ella, con el mega bloqueo nacional de carreteras y aduanas. Convocan el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano (FNRCM); Movimiento Agrícola Campesino (MAC) y la Asociación Nacional de Transportistas (ANTAC).

Denuncian: “Cada año, unos 49 mil agricultores abandonan el campo en México. En 10 años se han dejado de cultivar más de 2 millones de hectáreas. La violencia, la sequía, los bajos precios y la falta de incentivos han hecho que miles de jóvenes ya no quieran dedicarse a esta actividad”.

Por si no fuera suficiente, también viene el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer. Y Sheinbaum aceptó la ingeniosa idea de sus asesores, de convertir a una mujer en su primer perseguido político.

Alessandra Rojo de la Vega y toda su familia ya son investigados por el ahora temible Servicio de Administración Tributaria (SAT), que revisa con lupa sus cuentas, igual que las de Edson Andrade, que de plano huyó del país.

Al muchacho no le perdonaron tener más capacidad como “influencer”, para mover corrientes de opinión favorables a la Generación Z, que las descalificaciones promovidas por Jesús Ramírez y Genaro Villamil.

La incapacidad e impotencia ha quedado plasmada, no sólo en lo inútiles que han resultado los medios del Estado, como canal 11 y 22, para hacer creer que, efectivamente, existe una “conspiración de la ultra derecha”.

Bueno, Jesús Ramírez no ha podido ni posicionar mediáticamente a su periódico Regeneración, pese a que ha sido apoyado con millones de pesos desde el sexenio de López Obrador.

Tras pretender arrollar mediática, penal y judicialmente a la GZ, tuvieron la “brillante idea” de proponerle una celebración “por los 7 años” del arribo al poder, de Morena, justo en el momento más nefasto de su breve historia.

Al igual que “Yo soy 132”, la GZ, es un monstruo de generación espontánea que, junto con El Movimiento del Sombrero, crece a cada golpe que le pretende asestar el oficialismo bajo el argumento de que es un ataque armado por la derecha.

Ahora, cada marcha, cada manifestación que incluya al Zócalo como escenario, tendrá un camino sinuoso, con perseguidos políticos a los que se les adosará la “leyenda orgánica” de que pertenecen al Bloque Negro o al CJNG

Nadie sabe, por ejemplo, quién fue el sujeto que incendió a la mujer policía durante los disturbios del pasado 2 de octubre, pero ya tienen 8 detenidos por intento de asesinato el 15 de noviembre, sin que sepamos quienes fueron los agredidos.

Nos dicen que a Carlos Manzo lo mandó matar el Cártel Jalisco, pero no sabemos porqué no citan a declarar a las tres personas señaladas por su esposa, Grecia Quiroz, como posibles autores intelectuales.

Contra todas las pretensiones del gobierno federal, la Generación Z y El Movimiento del Sombrero adquieren dimensiones todavía insospechadas, que han llegado ya hasta la parte septentrional del país.

Lejos de minimizar la marcha del 15 de noviembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo tener registro de lo ocurrido y amenaza, otra vez, con lanzar ataques en México para detener el tráfico de drogas.

Es decir, lo asumen como un asunto de Estado, tanto el crimen, como la marcha. Pero Claudia Sheinbaum y sus asesores, lo han querido dejar en calidad de “realidad virtual”, porque no supieron de dónde venían las protestas.

La ola de manifestaciones, lejos de desaparecer, parece crecer. Así lo vimos el fin de semana en Oaxaca, donde la presidenta fue nuevamente acorralada, esta vez por maestros de la CNTE, que le hicieron firmar a ciegas un acuerdo sobre sus pensiones.

En suma, lejos de aplacarse los ánimos, en la sociedad quedó claro que hubo intentos de acallar, sofocar, acorralar y meter en un embudo a los manifestantes del pasado sábado 15 de noviembre para dejarlos encapsulados en la plancha del Zócalo.

Ha querido poner en entredicho a los jóvenes, con versiones contradictorias, porque los coloca como una amenaza poderosa que viene del exterior, pero se burla de ellos cuando intentaron realizar otra marcha el 20 de noviembre.

Es un hecho: las protestas se volverán pancartas silenciosas, posters, pasa calles que recordarán las corruptelas del régimen, porque los diputados y senadores se dan la gran vida, mientras a 400 mil muchachos sólo les espera el despido este año.

El 1º y 15 de noviembre se convertirán en fechas simbólicas, de convocatoria nacional, por el asesinato de Carlos Manzo y el surgimiento del Movimiento del Sombrero y la Generación Z.

Lo peligroso es el odio que se ha desatado en redes sociales. Hay corridos, composiciones musicales que colocan al régimen, sin medias tintas, como un narco gobierno y denuestan a la mandataria de manera soez.

El insulto se vuelve la vía más rápida para la confrontación. Así como dibujaban a Calderón como un enano con manga larga, ahora Sheinbaum ha sido expuesta a los ataques misóginos.

El Mar Rojo se ha abierto, puros e impíos pasarán por ahí: Unos con un anime de la GZ y el Sombrero; otros con “peluches” y “AMLITOS”. La única que quedó entrampada se llama Claudia Sheinbaum Pardo, comparada con Díaz Ordaz.

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